Generalmente las
personas que padecen bulimia han sido obesas o han realizado numerosas dietas
sin control médico. Tratan de ocultar los vómitos y las purgaciones, por lo que
la enfermedad suele pasar desapercibida durante mucho tiempo. Los síntomas
típicos de un cuadro de bulimia son los siguientes:
Atracones o sobre
ingesta de alimentos: El enfermo come una gran cantidad de alimentos en un
espacio de tiempo muy corto. No tiene control sobre la ingesta y es tal la
ansiedad que cree que no puede parar de comer.
Para prevenir el
aumento de peso y compensar el atracón o el exceso de las comidas se provoca
vómitos, utiliza laxantes, diuréticos, fármacos, o recurre a otros medios que
le permitan controlar el peso, como la practica abusiva de actividades
deportivas.
Los ciclos de atracones y vómitos se manifiestan un
mínimo de dos veces por semana.
La
autoestima del enfermo es baja y la identifica con su cuerpo.
Asimismo,
se producen otros cambios físicos y emocionales (depresión, ansiedad) que
manifiestan el desarrollo de la enfermedad. Los bulímicos se ven gordos,
incluso cuando su peso es normal; se avergüenzan de su cuerpo y lo rechazan,
por lo que intentan hacer dieta en todo momento. A pesar de todo, la ingestión
compulsiva a escondidas o durante la noche es una de las principales
características de esta patología.
Pueden
llegar a gastar una gran cantidad de dinero en comida o recurrir a la que ya
hay en casa, que comienza a desaparecer misteriosamente de la despensa. No
sienten ningún placer al comer ni preferencias en cuanto al tipo de alimentos,
sólo buscan saciarse. Intentan evitar los lugares en los que hay comida y
procuran comer solos. Su comportamiento suele ser asocial, tienden a aislarse,
y la comida es su único tema de conversación.
Además,
la falta de control sobre los alimentos les produce grandes sentimientos de
culpa y vergüenza. En cuanto a los signos físicos que evidencian la enfermedad
se encuentran la debilidad, dolores de cabeza; hinchazón del rostro por el
aumento de las glándulas salivales y parótidas, problemas con los dientes,
mareos, pérdida de cabello, irregularidades menstruales, y bruscos aumentos y
reducciones de peso, aunque generalmente no sufren una oscilación de peso tan
importante como la que se manifiesta en la anorexia. La bulimia puede ir acompañada
de otros trastornos como la cleptomanía, el alcoholismo o la promiscuidad
sexual.
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